Sinopsis
El autor presentaba la edición italiana de este libro, que tuvo un éxito extraordinario, con estas palabras: Ésta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Ésta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe. Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos y dolores, que no tienen un nombre exacto que los designe. Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. Quizá en otra ocasión.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Por el título, lo vi y me enamoró un título así. Después leí la sinopsis y me gustó aún más y por último el librero me dijo que me encantaría. Lo leí hace ya unos años, pero siempre estoy hablando de que es una pequeña joya y animo a la gente a leerlo, así que lo he releído para poder hacer la reseña.
¿Mereció la pena?
Claro que mereció la pena leer esta bella historia de amor tan delicada. Es un libro muy poético, envolvente, suave como su propio nombre, con temas tan clásicos como el amor, la infidelidad, la pasión, la frustración o la dependencia emocional.
Es la historia de un comerciante de gusanos de seda que viaja a Japón para conseguir huevos de calidad y acaba enamorándose de unos ojos de mujer, que pertenecen a la amante del señor de las tierras, que producen los mejores huevos de gusano del mundo, mientras en Francia le esperan su mujer y toda una población que vive de estos huevos que el llevará, si vuelve. Ésta es más o menos la historia contada en unas 125 páginas, pero en ellas se puede encontrar un poco de todo: amor, aventura, suspense y todo ello adornado con una bella prosa que hace que vayas por el libro como sobre la seda.
A partir de este libro el autor se ha convertido en uno de mis autores favoritos, porque escribe de una forma muy particular, ha logrado transmitirme emociones, muchas emociones, pero sin dar detalles y sin muchas explicaciones, con muchísima sencillez y sobre todo con mucha exquisitez, no sé si me estoy explicando bien, pero en resumen quiero deciros que, aunque es prosa, parece poesía.
Hay que leerlo despacio, saboreándolo, esto es lo que he hecho en esta segunda lectura y ha vuelto a encantarme tanto o más que la primera. Me ha parecido tan bello cómo evolucionan sus personajes y la contraposición que hace entre ambas culturas, por un lado, el talante occidental y por otro la forma de ser del mundo japonés, en las cuestiones del amor.
Pero aviso, a este autor tampoco hay que buscarle coherencia en sus novelas hay que dejar que te lleve y nada más. Y una vez más os digo que es muy recomendable.
¿A quién se lo recomiendo?
Os lo recomiendo a los que os gusten los libros en los que se habla de sentimientos.
A los que os gusten los libros con temática variada, viajes, exotismo, aventura, misterio.
A los que os gusten las novelas que traten sobre el amor, pero también sobre la insatisfacción.
A los que os guste que se hable de pasión, respeto, tradición, desamor, moralidad.
Ritmo de lectura
En unas dos horas me lo he leído.
¿Leerías algo más del autor?
Ya he leído muchos más y siempre me gustan, este autor es muy especial, así que le seguiré leyendo siempre.