Porque no solo vamos a hablar de libros, también de sitios que nos encantan (y donde también se puede llevar un buen libro y leer…), le dedico este We ♥ a Formentera. Tengo que reconocer que Baleares me encanta, pero tengo especial predilección por las Pitiusas, y sobre todo por Formentera, mi «pequeño Caribe».
Puede que no tenga aeropuerto, ni por supuesto discotecas macro bulliciosas, pero para mí esta maravillosa isla es «mi paraíso terrenal». Siempre digo que no me hace falta ir al Caribe, porque yo lo tengo en Formentera. Fui por primera vez hace un millón de años, sin exagerar… Bueno, en realidad fue hace 34 años y me enamoró. Me bajé de la barcaza que me llevó allí desde Ibiza, en el puerto de La Sabina, y me recibió una isla tranquila, llena de belleza. Ahora para llegar están los ferris, pero en esa época no. Alquilamos una bici y pedaleando conocimos la isla.
Aunque parezca increíble, no tengo fotos de Formentera (por eso todas las fotos son de internet). En ese primer viaje se nos velaron las fotos de una cámara cutre que yo tenía entonces, así que nos quedamos sin recuerdo de la isla. Volví una segunda vez, y alguna foto debimos sacar, en papel, claro, pero no tengo ni idea de dónde han ido a parar. La tercera y última vez que he ido disparé fotos hasta completar las 40 que tenía el carrete de una cámara, mucho mejor que la anterior, y al ir a cambiar el carrete me llevé una gran sorpresa. Había olvidado poner carrete y no había hecho ni una sola foto de la isla. Es mi sino, adoro Formentera, pero no tengo fotos localizables suyas. Tendré que volver para hacerlas.
Siento predilección por la playa de Ses Illetes, porque es donde he visto el agua más cristalina y más azul. Por eso digo lo de mi pequeño Caribe. Allí es donde me he dado los baños más gozosos de mi vida. Me encanta porque es como una lengua ancha dentro del mar, así que, si el mar está movidito en el lado que da a Ibiza, te puedes cambiar enfrente y lo encontrarás tranquilo. Pero, aunque esta playa es muy especial para mí, no os podéis perder otras que son muy bonitas, como las de Migjorn o Cala Saona.
El otro sitio que más me gusta de Formentera es el Faro de La Mola. La primera vez que lo visité era de noche, y me impresionó mucho ir subiendo la carretera y encontrármelo de repente. Es un sitio espectacular, que está al borde de un acantilado de 120 metros sobre el mar. Es el más antiguo de Formentera, de 1861. Lo mandó construir la reina Isabel II y solo en dos noches ha dejado de iluminar: una durante la Guerra de las Filipinas y la otra durante la Guerra Civil española. Se electrificó en 1973 y alcanza una distancia de 23 millas náuticas. En 1978 junto al faro se levantó un monolito, con dos placas que rinden homenaje y dan las gracias a Julio Verne por haber mencionado la isla y el punto más alto (La Mola) en una de sus novelas. Por eso también se conoce como «El faro de Julio Verne», aunque no se menciona el faro en la novela.
La novela es Hector Servadac, publicada en 1877. En ella el protagonista descubre que se están produciendo cambios extraños en la Tierra, y junto con un grupo de personajes de distintas nacionalidades empieza un viaje por mar. Un astrónomo, Palmiro Roseta, les confirma que están viajando por el sistema solar en un cometa, después de que un aerolito gigante haya arrancado un trozo del Mediterráneo. Este astrónomo estaba en el punto más alto de la isla de Formentera. Aunque Verne nunca estuvo en Formentera, le atrajo la isla por las descripciones que había leído de su peculiar forma: plana y con una pendiente que llega a los acantilados de La Mola. También se pensó que había inspirado otra de sus obras, El Faro del Fin del Mundo, pero parece ser que se inspiró en el Faro de San Juan de Salvamento, al sur de Argentina.
También creo imprescindible hablaros de la Posidonia oceánica, planta acuática del Mediterráneo, responsable de la biodiversidad submarina de Formentera y de la claridad de sus aguas. La UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad las praderas de posidonia de la isla en 1999. Un hallazgo fortuito de una pradera de posidonia de ocho kilómetros de extensión condujo a la datación de ejemplares de 100.000 años.
Y no me puedo olvidar de la capital San Francesc Xavier con una preciosa iglesia fortificación en donde se protegían de los piratas. Es el principal núcleo urbano de Formentera y tiene mucho encanto. O cuando la marea está baja, llegar hasta Espalmador, por el paso de Es Trocadors. Allí te puedes rebozar literalmente en barro natural y dejarlo secar, la piel se queda muy suave. Es divertido ver por la playa gente que viene de allí, rebozados en barro.
Si pensáis visitar Formentera, para disfrutarla mejor os recomiendo que no vayáis ni en julio ni en agosto porque se llena de turistas, sobre todo italianos, que llenan las carreteras y las playas de motos. En mi caso no resulta nada agradable, porque a lo que voy a Formentera es a descansar y a disfrutar de la naturaleza, el agua, el sol y la arena.