Hace poco una noticia de la prensa me hizo recordar mi pasión en la juventud por los libros sobre el Holocausto. Así que hubiera podido ser una entrada de Bendita juventud. Pero como también tiene un poco de Cómo descubrí…, se extiende más allá de mi juventud, y contiene bastante información, pues se ha convertido finalmente en una entrada de Cajón de sastre.
La noticia era sobre una disputa legal relacionada con los derechos de autor de El diario de Ana Frank, la obra por excelencia sobre la persecución de los judíos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y ha creado bastante revuelo. La legislación europea considera que los derechos de autor expiran cuando pasan 70 años de la muerte del autor, y Anne Frank murió en 1945, en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Por lo tanto, debería haber pasado al dominio público en 2016. La Fundación Anne Frank, que posee los derechos del libro, pidió que se considerara al padre de Anne, Otto Frank, coautor de la obra por haber sido el editor. Como murió en 1980 los derechos estarían protegidos hasta 2050.
Un tribunal de Ámsterdam no ha aceptado que Otto fuera el coautor, pero ha extendido los derechos hasta 2037. En este caso, 50 años después de que en 1986 se publicara una edición íntegra de los manuscritos. A pesar de extender la duración de los derechos, los textos originales podrán ser copiados para su investigación científica. La justicia holandesa considera que la libertad de ciencia prevalece sobre la protección de derechos de autor; así la reproducción del diario de manera libre se justifica siempre que sea con intención académica y no comercial.
Como os decía al principio, después de leer esta noticia recordé lo mucho que me gustaban los libros que trataban el exterminio judío. Todo empezó cuando una amiga me prestó Mila 18 de Leon Uris. El libro narra la vida en el gueto de Varsovia, donde se aisló, hacinó, y finalmente se exterminó a judíos de toda Polonia. Pero un grupo de judíos fue capaz de sublevarse en su lucha por sobrevivir. El levantamiento del gueto de Varsovia consiguió, por primera y única vez en la historia, cambiar el sentido denigrante de la palabra gueto para transformarlo en valor y sacrificio. Pues sí, bendita juventud que me quedé toda la noche leyendo para poder terminármelo, y cuando llegué a clase al día siguiente no había dormido nada.
Después, con más tranquilidad ya, me leí Éxodo, también de Leon Uris. Narra la historia de un grupo de hombres, supervivientes de los campos de concentración, que intentan llegar a Palestina en un barco de ese nombre para vivir libres. Por el camino los detienen los británicos y los llevan a otro campo de concentración, en este caso británico. Todo ello con una bella historia de amor por medio y, por supuesto, con el nacimiento del estado de Israel. Después pasaron otros muchos libros sobre este tema por mis manos, como Holocausto de Gerald Green, una apasionante novela sobre la historia de dos familias muy distintas: una judía y otra nazi.
En 1982 publicaron El arca de Schindler de Thomas Keneally, y yo corrí a comprarme el libro. Más tarde sería llevada al cine como La lista de Schindler y por supuesto fui a verla al cine. La historia narra cómo un empresario acaba siendo un héroe por salvar a unos 1 200 judíos de los campos de concentración de Alemania y Polonia. En el caso de El pianista del gueto de Varsovia, primero vi la película, la famosa El pianista, dirigida por Roman Polansky y con Adrien Brody como actor principal. Me gustó tanto que quise conocer el libro que recoge las memorias del músico polaco de origen judío Wladyslaw Szpilman, así que me lo leí.
También he leído libros más recientes y que probablemente muchos conocéis, como La ladrona de libros de Markus Zusak, El libro negro de Vasili Grossmane e Ilaya Ehrenburg, La llave de Sara de Tatiana de Rosnay, El niño con el pijama de rayas de John Boyne y otros muchos más, pero no quiero aburriros contándoos todas las tramas. Porque se haría muy largo y seguramente muchos de ellos vosotros también los habréis leído o habréis visto las películas.
Empecé hablando de El diario de Ana Frank y termino hablando nuevamente de él. Tengo un recuerdo muy especial de cuando volvimos de Ámsterdam, donde lo compramos. Cada noche leíamos un poquito de él, mis hijos, que entonces eran pequeños, y yo. Dentro de poco se convertirá en un cómic y en una película animada. El cómic se publicará en octubre, del sello editorial Penguin Random House, para que el público de todas las edades conozca la historia de esta niña judía. La película animada se llamará Where Is Anne Frank y se espera que llegue a las salas en 2019. En ella se narra el viaje de Kitty, la amiga imaginaria a la que Anne dedicó su diario.