Antes de empezar a ser tan «leona» de libros, y poco después de dejar los cuentos de infancia, me enganchó y mucho el TBO. Le pedía a mi madre que me los comprara cada semana y me divirtieron mucho, igual que a cantidad de generaciones anteriores.
TBO fue una revista de historietas cómicas que se publicaba semanalmente, desde 1917 hasta 1998. Aunque se ha tratado de buscar otras justificaciones al título, simplemente viene de «te veo». TBO acabó generando el término «tebeo» para todas las publicaciones que contenían historietas y en 1968 la Real Academia de la Lengua Española (RAE) incluyó la palabra en su diccionario (DRAE).
Durante la guerra civil tuvo una sección anarquista, aunque tampoco había mucha diferencia en el texto entre las dos únicas páginas que editaban y el resto, ya que estaban hechas por los mismos colaboradores.
En la dictadura era difícil obtener permiso para editar revistas si no se era parte del régimen, así que lo publicaron como folletos no numerados y les obligaban a cambiar el nombre en cada edición. Eso sí, con el logo TBO muy grande.
Más adelante fue suplemento infantil de un periódico y de una revista del corazón. A finales de los 80 tuvo una «época adulta» con el subtítulo Semanario de humor y reflexión, pero no fue bien recibido por el público y solo duró 7 números.
Aunque nunca me llegó a gustar, La familia Ulises, creada por Buigas y Benejam en 1944, fue de las historietas más famosas. Hoy en día se pueden encontrar sus tebeos, junto con pins, afilalápices, llaveros, capuchones de lápices de la época en páginas de coleccionistas. También tienen un sello de Correos conmemorativo.
Hace poco se ha editado un magnífico libro, 100 años de TBO, en el que se hace un repaso a las etapas históricas de la revista, a sus personajes y autores.
Aunque ya no exista como una revista, por suerte siguen existiendo los tebeos o cómics. Creo que siempre hay que poner en manos de los niños historietas de estas para que adquieran el hábito de la lectura.