Si en general nos gustan las librerías (y casi cualquier sitio que tenga libros), cuando se trata de librerías antiguas nos parece que tienen algo todavía más especial, un cierto encanto. Porque a saber cuánta gente habrá pasado por allí y cuántas situaciones se habrán producido en su interior, cuántos lectores habrán encontrado el libro que buscaban, los que se habrán llevado uno con el que no contaban, o más de los que pensaban, o los que descubrieron a un nuevo autor o autora…