Estos dos autores tienen algo en común: haber provocado la reacción violenta de los extremistas islámicos. Y eso precisamente es lo que hizo que me fijara en los dos y empezara a leer sus libros. Probablemente le pasó a más gente, así que en parte esos extremistas consiguieron justo lo contrario de lo que querían: la obra de estos dos autores ha traspasado las fronteras y ha llegado a más público.
Salman Rushdie
Fue por su cuarta novela, Los versos satánicos. Cuando se publicó en 1988, en Reino Unido, desató una fuerte polémica. Se produjeron revueltas, se prohibió el libro y se quemaron ejemplares en varios países musulmanes. Más tarde, el 14 de febrero de 1989, el ayatolá Jomeini proclamó una fatwa, en la que le condenaba a muerte. A él y a cualquier persona relacionada con la publicación del libro. Varios traductores y editores fueron brutalmente atacados, y el traductor de la versión japonesa murió por las heridas del ataque. En la actualidad todavía vive bajo la protección del gobierno británico y existe una cuantiosa recompensa para el que acabe con su vida.
En aquel momento me pareció imprescindible comprar el libro y leerlo para apoyar la libertad de expresión. Tengo que decir que el libro me gustó mucho y después he leído más cosas de Rushdie.
Naguib Mahfuz
Descubrí a Naguib Mahfuz, Premio Nobel de Literatura en 1988, al leer en el periódico que había sido atacado por unos extremistas islámicos. Le causaron una grave herida en el cuello con un arma blanca, ya que consideraban su obra como una blasfemia contra la religión musulmana. Esta agresión le provocó daños en la vista y los oídos, así como parálisis en el brazo derecho, lo que le impidió seguir escribiendo con normalidad. Inmediatamente sentí necesidad de leer esos libros que tanto enfadaban a los extremistas, hasta el punto de que en 1996 fue catalogado como hereje y sentenciado a muerte por grupos radicales islámicos. Se mantuvo prácticamente recluido en su hogar, solo con salidas esporádicas y bajo protección oficial.
El primer libro que leí de él fue Entre dos palacios. Se trata de la primera parte de la Trilogía de El Cairo y me gustó tanto que seguí con los demás, Palacio del Deseo y La Azucarera. Me encantó conocer la vida de El Cairo, en el célebre barrio del Al-Gamaliyya, que es donde vivió de niño el autor. Y después, ya sin orden de fechas, empecé a buscar otros libros de él, porque no podía parar de leer sus obras.
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