Sinopsis
Nueva York, 1936. La pequeña casa de comidas El Capitán arranca su andadura en la calle Catorce, uno de los enclaves de la colonia española que por entonces reside en la ciudad. La muerte accidental de su dueño, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteañeras a tomar las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad.
¿Por qué me decidí a leerlo?
Había leído los anteriores libros de María Dueñas, una profesora de Filología inglesa que dejó de dar clases y se ha dedicado a lo que más le gusta, la literatura, después de su éxito con El tiempo entre costuras. Fue un libro que me gustó mucho y también me gustó la serie de televisión. Después publicó Misión Olvido y La templanza que, a mí personalmente, me parecieron más flojos. Pero este me lo habían recomendado personas de confianza, con las que coincido casi siempre en lecturas. Si a esto le sumamos un descuento de cuatro euros, que no está nada mal, creo que son razones suficientes para leer la cuarta novela de Dueñas.
¿Mereció la pena?
Sí que ha merecido la pena leerlo. Las hijas del capitán, como dice la propia autora, «es un tributo a las mujeres capaces de hallar su lugar en el mundo cuando los vientos soplan en contra. Y también a todos aquellos empujados por la vida hacia la aventura, a menudo épica y casi siempre incierta, de la emigración». Rinde homenaje a la colonia española que residió durante las primeras décadas del siglo XX en Nueva York, en varios enclaves como la calle Catorce, que se encuentra entre la Séptima y la Octava Avenida. En el momento en el que transcurre la novela, los años 30, allí había unos 30 000 españoles.
Eran personas que provenían de todos los rincones de una España mísera y analfabeta, que querían construirse una vida mejor que la que tenían en su país, y tenían que trabajar con coraje en esa gran ciudad que no siempre les era hospitalaria. Esta novela nos habla de sus ilusiones, de las esperanzas que albergan, de los trabajos que tienen, de los deseos que tienen muchos de volver a su país. Nos enseña también el desarraigo de estas personas y la solidaridad que tenían entre ellos, dentro de la colonia de emigrantes, y cómo se unían ante las adversidades.
Es una novela en la que los personajes principales son femeninos. Por un lado, las tres hijas, «mujeres de armas tomar», y por otro la madre, que es un retrato perfecto de la mujer española de la época: cerrada, sumisa y obcecada. Pero junto a ellas hay otros personajes secundarios muy buenos como Sor Lito, y los personajes masculinos que son también unos secundarios de lujo. Me ha gustado la introducción de personajes históricos en el relato porque lo hace parecer más real. Como Alfonso de Borbón y Battenberg, el hijo de Alfonso XIII, ya en el exilio, que es un personaje más de la novela. También Xavier Cugat, que aparece menos, o Carlos Gardel, al que se menciona en algunas ocasiones.
Es buenísima la documentación que ha hecho la autora y la estupenda ambientación que hace, por ejemplo, de la calle Catorce; de Cherry Street, a la que los españoles llamaban «chirristrit»; o de otras muchas zonas de Brooklyn, donde nos enseña los negocios de los españoles. Muchos de ellos eran reales como La Nacional, La Bilbaína, El Chorrito o Casa Victoria, y algunos continúan abiertos al público.
¿A quién se lo recomiendo?
A los que les guste conocer esa época de los años 30, en la que un grupo de españoles vivía en Nueva York. Se fueron de su país huyendo de la pobreza y allí tuvieron que trabajar duro. Algunos volvieron, y otros se quedaron, formando parte de esa gran ciudad. Muy recomendable si quieren conocer sus costumbres, sus trabajos, sus añoranzas…
Para aquellos que les guste que las novelas tengan como protagonistas a mujeres, unas luchadoras, otras más tradicionales, y ver cómo tienen que apañarse ellas solas para luchar en un mundo machista.
A los que les gusten los libros que hablen sobre la emigración, porque no debemos olvidar nunca que nosotros también fuimos emigrantes, y lo seguimos siendo. Y no suele ser por gusto, sino por necesidad.
Ritmo de lectura
Es una novela muy entretenida, que te hace querer seguir leyendo para saber más y más, así que ha sido un ritmo muy rápido.
¿Leerías algo más de la autora?
Si ya he llegado hasta la cuarta novela de Dueñas, claro que seguiré leyéndola. De momento va con empate: hay dos novelas que me han gustado mucho y otras dos que me han parecido más flojitas. Así que tengo que leer la quinta para el desempate.